Cada vez que Marta Soliño sube una publicación a su cuenta de Instagram Male di Miele, los “me gusta” se amontonan en la pantalla y su móvil parece que vaya a echar humo. Con un fondo blanco muy simple, la publicación muestra unas letras en cursiva: “Placer de amistad. Entenderse con la mirada”. Con esa frase ya ha cautivado a miles de usuarios (en concreto, a 116.000) que, además, no han dudado en compartir la publicación.
La poesía ha evolucionado, sí, y lo ha hecho adaptándose a su público más joven. Por ello, los mensajes cortos, a menudo acompañados por imágenes artísticas, son los protagonistas para captar la atención del usuario de las redes sociales. “Antes se valoraba más la estética o la forma del poema, hoy en día se valora mucho más el mensaje”, sostiene la creadora de Male di Miele. Sara Leo, además, asegura que la gente necesita leer algo con lo que sentirse identificado: “reír, llorar, emocionarnos, que se nos pongan los pelos de punta al abrir un libro o compartir una frase en una red social”.
Sumidos en esta segunda ola del coronavirus, los jóvenes buscan distraerse de todo lo que está pasando. “Al final leer nos ayuda a hacerlo y la poesía actual es sencilla, fresca, cercana y fácil de entender por lo que creo que cada vez hay más personas que la buscan”, comenta la instapoeta.
Puede apreciarse en sus cuentas de Instagram que, por lo general, los textos más largos obtienen menos “me gusta” que sus frases más concisas y directas. Destaca, por tanto, la claridad verbal y la cercanía a un público joven que encuentra en las redes sociales un lenguaje muchas veces estandarizado de “andar por casa”.
Hay quienes consideran que estamos ante un nuevo movimiento literario, y otros apuntan que tan solo es una consecuencia de la facilidad de difusión que brindan las redes sociales. Jota Santatecla subraya que “las redes sociales han sido una vara de doble filo»: «Por un lado, han ayudado a impulsar iniciativas culturales muy interesantes, pero también han masificado a los lectores con frases que parecen seguir el mismo patrón, y se ha terminado mezclando todo”. Sin embargo, no considera que la solución sea posicionarse en contra, “todo lo contrario, apuesto por jugarlas a favor, buscando la originalidad y manteniendo la honestidad de cada palabra que escribimos”.
El consumo de esta “nueva poesía” hace que haya un interés en los libros de los clásicos, “la poesía actual lo consigue y eso ayuda a que la gente que se interesa por ella quiera leer todo tipo de autores”, expone Sara Leo. Jota Santatecla lo tiene claro: los autores de este nuevo movimiento tienen una responsabilidad, “abrir puertas a los padres de la literatura”.
Éxito en venta de libros
Los nuevos medios y los miles de seguidores sirven como herramienta de promoción a la hora de publicar un libro. Los instapoetas se han convertido en un éxito de ventas gracias a su capacidad para conectar emocionalmente con su público. En las plataformas principales de venta de libros como Casa del Libro o Amazon, en el apartado de poesía, los instapoetas Elvira Sastre, Miguel Gane o Defreds ocupan los primeros puestos, además de estar en la lista de los más vendidos de entre todos los géneros.