Por Elena Pascual Sanz y Alfonso Ucar López-Monís.
Jueves 1 de abril de 2021, Jueves Santo. Popularmente conocido como el día de la Pasión de Cristo. Siguiente fecha importante, marcada en el calendario, tras el Domingo de Ramos. Día de gran fiesta y celebración en el cristianismo, que tiene lugar anual y tradicionalmente el jueves anterior al Domingo de Resurrección.
Se trata de una celebración solemne, cuyos acontecimientos, cantos, mensajes y símbolos no son ni tan festivos ni tan jubilosos como los de la Noche de Pascua, pues consagra la muerte de Cristo y por ende su sacrificio en aras de los cristianos y la humanidad, salvándolos de sus pecados.
En esta cena, Jesús anuncia la traición por parte de uno de ellos, Judas Iscariote. Que según el evangelio de San Mateo (26:17-30), le entrega por 30 monedas de plata.
Sin embargo, el momento más importante es el que la iglesia considera como la institución de la Eucaristía, uno de los siete sacramentos. Cuya finalidad es percibir la presencia de Cristo en nosotros y tener presente su sacrificio en la cruz.
26 Mientras comían, Jesús tomó pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciéndoles:
—Tomen y coman; esto es mi cuerpo.
27 Después tomó la copa, dio gracias, y se la ofreció diciéndoles:
—Beban de ella todos ustedes. 28 Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos para el perdón de pecados. 29 Les digo que no beberé de este fruto de la vid desde ahora en adelante, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el reino de mi Padre.
30 Después de cantar los salmos, salieron al monte de los Olivos.
También se habla del lavatorio de pies, aunque únicamente lo menciona en su evangelio, San Juan (13:1-15). Gesto que la iglesia interpreta como símbolo de humildad, servicio y entrega a los demás.
Finalmente, este episodio termina en el monte de los Olivos, concretamente en el huerto de Getsemaní, lugar al que Jesús lleva a sus discípulos a orar. Y donde acaba siendo apresado.
Antes de terminar este artículo, me gustaría añadir algún dato curioso más de este día, que podría interesarte. Y es la importancia de los colores empleados por los sacerdotes en estas fechas, que marcan los diferentes momentos en la vida de Jesús. A diferencia del morado, característico del período de Cuaresma. O el rojo propio del Domingo de Ramos y el Viernes Santo. El Jueves Santo, al igual que el Sábado Santo, se caracteriza por el uso del blanco, que representa la pureza propia de la Misa Crismal y la alegría de la institución de la Eucaristía y el sacerdocio.