Por Andrea Naranjo y Jaime Ortega
Viernes Santo es la festividad en la que los cristianos conmemoramos la Pasión y muerte de Jesús de Nazaret. Aquel día comenzó en el Monte de los Olivos cuando Jesús fue apresado tras la traición de Judas. El Hijo de Dios se encontraba orando con sus discípulos en el monte, en ese momento llegó Judas con un sequito que apresó al de Nazaret.
El Mesías fue llevado ante los dirigentes judíos que, por aquel entonces tenían una gran influencia en la sociedad. Sin embargo, al no tener potestad para condenar a muerte, el Señor fue trasladado ante Poncio Pilato. El gobernador romano tras interrogarle y ver su inocencia, trasladó su intención de castigarle y soltarle. La gente, incitada por los dirigentes judíos, seguía pidiendo la libertad de Barrabás por la sentencia de Jesucristo. Poncio Pilato, decidió lavarse las manos ante tal condena y finalmente dio a Jesús a los judíos para que le “ajusticiasen”.
Tras llevar la cruz a cuestas, con la ayuda de Simón, Jesús de Nazaret fue crucificado en el Monte Calvario junto a dos bandidos, también condenados a la misma suerte que el Hijo de Dios. A eso de las tres de la tarde, tal y como mandaban las escrituras, Jesús exhaló por última vez antes de perecer. Al morir Jesús, se rasgó el emblema del templo y se notó un pequeño temblor. En ese momento, un centurión que custodiaba a los reos condenados se dio cuenta de lo que acababa de pasar. El Señor acababa de entregar su vida para salvar a la humanidad.
Hoy en día
Los cristianos tenemos una serie de costumbres en la actualidad que realizamos el Viernes Santo para conmemorar la muerte del Salvador. Algunas de estas son: