Por Macarena Martín-Lunas Cruz y Ramiro Fernández-Chillón
Tres mujeres han presenciado la desaparición del cuerpo y un hombre afirma haberle visto camino a la ciudad de Emaús
Enviado especial a Israel
Tal y como informó este medio, el conocido profeta Jesús de Nazaret fue crucificado el pasado viernes. Alrededor de las tres de la tarde, el nacido en Belén, dio su último suspiro. Las autoridades romanas permitieron a sus allegados dar sepultura al difunto, el cual fue trasladado a una tumba situada en un huerto cercano.
A primera hora de la mañana María Magdalena –acompañada de otras mujeres– se ha desplazado hasta el sepulcro con la intención de ungir el cadáver con especias aromáticas. Fuentes de este diario han confirmado que tras encontrarse la tumba abierta, dos ángeles se le han aparecido junto con la compañía del propio de Jesús. Después de esto, María Magdalena ha corrido para comunicar el acontecimiento a los once discípulos del nazareno, con los que este cenó la víspera de su ejecución (ya sin la presencia de Judas Iscariote). Parece ser que algunos de ellos no han llegado a creerse lo ocurrido; en especial Tomás Dídimo se ha mostrado totalmente incrédulo.
¿Qué ocurrirá?
“Cuando el judío desfalleció en la cruz se sintió un temblor en la tierra, eso no puede llegar a ser una causalidad. Ese hombre es el verdadero hijo de Dios” desveló para este medio Lucius Aurelius, el centurión romano que se encargó de supervisar la crucifixión. Asimismo, un hombre llamado Cleofás, que volvía muy apresurado a Jerusalén, nos ha asegurado haber compartido el pan con el Mesías: “Se nos apareció en medio del sendero y le contamos todo lo que acababa de ocurrir en Judea. Nos llamó cenutrios y nos explicó por qué, según las Escrituras, tenía que pasar todo lo que pasó. No nos dimos cuenta de que estábamos con Jesús hasta que tomó el pan, los partió y nos lo dio. En ese instante se nos abrieron los ojos, y él ha desaparecido. ¡Tengo que contárselo a los discípulos!”
Al cierre de esta edición, los once –junto a María Magdalena– siguen reunidos en Jerusalén a la espera de acontecimientos. Todo parece indicar que Jesús se va a presentar ante ellos y les va a dar instrucciones sobre cómo predicar su palabra. Aunque algunos dudan acerca de la resurrección, las Escrituras afirman claramente que el Mesías moriría y resucitaría a los tres días. Lo que todavía no se puede llegar a saber es si Dios enviará lo que aquí se conoce como el «Ruah HaKodesh», o Espíritu Santo.
Coda: Todos sabemos cómo acaba la noticia. Jesús se aparece a los apóstoles, sube al cielo, se sienta al lado de Dios, y el cristianismo se extiende por todo el mundo. El Domingo de Resurrección es el día más importante para los cristianos, ya que en él se confirma que Jesús es el hijo de Dios y empieza a extenderse el mensaje de conversión y perdón de los pecados. Cada año tenemos la suerte de poder celebrar la resurrección de Cristo. ¡Feliz Domingo de Resurrección!