El pasado viernes, 1 de marzo, se celebró  la I Jornada de Educación y Humanidades, organizada por el departamento de Educación, en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales.

Tuvimos la suerte de contar con la presencia de Gregorio Luri, reconocido pedagogo y escritor español que se presentó a sí mismo, ante todo, como maestro. Puso el listón alto desde el principio. Su ponencia “Filología y filantropía; misología y misantropía”, nos hizo pensar,  del concepto de “logos” como razón, nos explico que la filología eleva nuestro intelecto a las verdades del mundo físico, como las matemáticas. Pero necesitamos la filantropía para conocer y amar a la persona. Este planteamiento de Luri desemboco en una conclusión definitiva: sin caridad, el más sabio maestro no es nada.

También pudimos escuchar al Viceconsejero de Política Educativa de la Comunidad de Madrid, José Ignacio Martín Blasco, que se presentó como Nacho, maestro por vocación. Con su nota distintiva de Pedagogía Terapéutica, nos habló sobre la importancia de la inclusión en la educación. Los buenos maestros deben ir al encuentro de sus alumnos, de todos y cada uno de ellos, y entregar su tiempo, recursos y energías para no dejar a ninguno atrás.

Una última ponente coronó la Jornada: Tania Alonso Sainz, pedagoga y profesora en la Complutense. Su charla se dirigía al corazón de la identidad docente. Partió de la crisis en la que esta se encuentra actualmente: una crisis que convierte al profesor, en sus palabras, en “el docente trágico”, limitado a sí mismo, coaccionado y con sensación de fracaso; frente al “docente homérico”, el ideal del profesor al que aspira y no llega. La propuesta de reconstrucción de esta identidad (como no podía ser de otra forma) son las Humanidades. A través de la literatura y el arte, podemos encontrar quiénes somos verdaderamente como maestros, y apuntar desde nosotros mismos (el docente trágico), hasta algo más grande que nosotros mismos (el docente homérico”. Así seremos “docentes de libro”, docentes fetén.

Una gran Jornada, a la que asistieron profesores y alumnos de Educación y otros grados. Hubo una gran expectación por el nivel de los ponentes y por el deseo de que los maestros seamos grandes humanistas.

Lucía Barquero
LuBark

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