
Texto e imágenes: Gabriela Campos.
Recibimiento de la nueva exposición de Carlos Muro en la Casa de Vacas.
En el centro de cultura Casa de Vacas, en el parque del buen Retiro, se hospeda la exposición Carlos Muro “El pintor de los grises” con libre aforo, durante el mes de abril hasta el próximo domingo 27 del mismo mes, impulsada por el Ayuntamiento de Madrid. Entre los turistas que visitan cada día el Parque del Buen Retiro, la sala de exposiciones Casa de Vacas recibe a sus espectadores a través de un recorrido por las obras más llamativas y contracorrientes del pintor toledano. En su trayectoria ha sido galardonado con numerosos premios como el Penagos o el Premio de Pintura Caja Castilla la Mancha en 2001; y ha expuesto sus obras en diversas salas de España, Francia y Grecia.
Al entrar, los retratos de sus seres queridos, así como autorretratos, te dan la bienvenida. Para Carlos Muro, este tipo de cuadros busca representar la máxima expresión artística, además de emplear un gran tamaño en cada uno de ellos para dar detalles que hacen parecer su pintura incluso una foto. El propio pintor nos relataba cómo empezó a aprender sobre fotografía para mejorar su técnica artística en el espectro de la luz y el color. En sus representaciones destaca como modelos a sus sobrinos, pero eso no excluye que él mismo se autorepresente para demostrar su talento con el pincel.

Paisajes de Carlos Muro en Casa de Vacas.
En su cuadro La mirada selectiva, apreciamos la imagen del pintor con su cuerpo en desenfoque, aunque con una mirada completamente nítida, que tiene la intención de atraer la mirada del espectador hacia la suya como su punto de fuga. Para probar que el efecto funciona, el amarillo del fondo, que llamaría la atención en contraste con el gris, se vuelve irrelevante a la vista, para demostrar una vez más el conocimiento y técnica de Carlos Muro, que a pesar de que otros pintores intenten copiar su estilo en distintos países, su estilo no se ve amenazado porque es irrepetible.
Al caminar por el pasillo, llegamos a la sala donde reposa su obra paisajista. En estos, el pintor nos busca transmitir lo que siente en estos lugares. Busca como ejemplo, todos aquellos paisajes que le transmiten alguna emoción. Su cuadro El árbol de Porfirio es de sus obras más llamativas, en la que Carlos Muro se atreve a lo que muy pocos, pintar la noche. Como curiosidad, las dos niñas de la izquierda de la imagen, son ánimas que añadió el pintor para acompañar a su protagonista en la escena. En el paisaje urbano destacan su vista de Toledo y su Gran Vía. Sábado noche, en esta última Carlos Muro representaba la vista de aquellos que acababan sus noches de diversión por la capital, a la luz de la mañana del día siguiente, con verticales distorsionadas y alturas exageradas, inspirándose en lo que verían aquellos peatones que se cruzaban por la escena, desde su vista en lo alto del círculo de Bellas Artes.

Mis fusilamientos del dos de mayo. Carlos Muro. El pintor de los grises.
A pocos pasos, se encuentra su colección más llamativa, en la que saca lo particular de las obras de arte más famosas, aquello que las ha llevado a ser conocidas, mientras retira el color y distorsiona los trazos de las que llamó Mis fusilamientos del dos de mayo, Mi Gioconda o Mis Meninas; además de su autorretrato. En su técnica, la influencia de la fotografía ha sido clave para impulsar su desarrollo como artista, para así aprender a representar la realidad de la forma más verdadera posible en sus cuadros. Del mismo modo, el color es otro de sus grandes aliados, fundiendo sus sujetos con el fondo, así como lo haría una cámara profesional, mientras usa milímetros en vez de pixeles para añadir toda una gama de colores entre los más oscuros y más claros de sus bordes, tal como funciona en el mundo de la fotografía.
Su bodegón Antimorandi, te despide de la Casa de Vacas, casi haciéndote creer que el cuadro no es una pieza de arte, sino un mueble más decorando la histórica sala, por lo realista de su trazo. Para una tarde placentera, sumergirse en el arte de pintores nacionales es sin duda la mejor opción, más aún, si sus visitantes tienen el placer de asistir a las visitas guiadas de la mano de Carlos Muro, un artista sin igual, que pone una parte de su ser en cada una de sus obras y lo transmite a los espectadores en cada una de sus explicaciones.